GSEF 2018

Estos días se celebra la conferencia de ciudades que lideran experiencias y estrategias de Economía Social (GSEF 2018). Un gran oportunidad para conectar la experiencia vasca con Montreal, Seoul y Barcelona. Desgraciadamente, creo que el programa no presenta el verdadero valor y la dimensión de la experiencia vasca en este campo (ecosistema de innovación social, experiencias de larga escala, la conexión con la manufactura, la perspectiva de movimiento, etc, etc), pero hay muchas cosas interesantes. Estos son los paneles en los que vamos a participar el martes, 2 de octubre por la tarde.

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Innovación Social por la Inclusión

La “Red Europea de Innovación por la Inclusión” organizó este evento el míercoles día 3 de Octubre en Madrid. Fue un placer presentar nuestro trabajo en la creación de Plataformas Abiertas de Innovación Social. Este es un resumen de mi intervención.

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“Las sociedades, ciudades o regiones que permiten altos niveles de desigualdad y exclusión no pueden ser consideradas como desarrolladas desde un punto de vista humano, pero tampoco son ya competitivas en el mercado. Los espacios tradicionales de referencia en el ámbito de la innovación tecnológica y desarrollo empresarial como son el Silicon Valley en Estados Unidos, Londres en el Reino Unido o Singapur han permitido que sus niveles de exclusión y desigualdad alcancen cotas históricas y resulta evidente su impacto negativo en el conjunto de la sociedad(número de personas sin techo, precio de la vivienda, gastos de salud, incapacidad para contratar a personas que puedan cumplir con las funciones básicas de las empresas e instituciones, etc). Hoy en día podemos demostrar científicamente que a mayor nivel de inversión en tecnología sin inclusión, mayor nivel de desigualdad. Unas pocas personas y empresas siguen beneficiándose de ese modelo pero resulta contraproducente y muy poco competitivo  para el conjunto de la sociedad.
Ante esta situación, la respuesta no puede consistir en replicar las estrategias de estas sociedades entendidas como las más “desarrolladas”, es necesario construir nuevos modelos que combinen la innovación tecnológica con el desarrollo humano. Los restos de la desigualdad y la exclusión son fenómenos complejos que requieren acciones coordinadas en materia de políticas sociales, empleo, salud, etc. La intervención de Gorka Espiau presentará diversos ejemplos prácticos de como se están construyendo nuevas Plataformas de Innovación Social por la inclusión que combinen inversiones en tecnología y conocimiento con un enfoque de transformación social.

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La reinvención del modelo vasco

La transformación social, económica y cultural vivida por la sociedad vasca en las últimas décadas presenta una serie de indicadores excepcionales en un contexto de la máxima dificultad. Al colapso industrial, altísimas tasas de desempleo, el fin de la dictadura franquista y la construcción de un nuevo entramado institucional desde el año 78, se añadían constantes vulneraciones de los derechos humanos y violencia. La mayoría de sociedades que han vivido situaciones similares no han sido capaces de darle la vuelta a un contexto tan complejo y negativo.

Sin embargo, la sociedad vasca respondió de forma espectacular a casi todas estas amenazas y retos. En vez de seguir los consejos predominantes en la época (desindustrialización y políticas neoliberales), Euskal Herria optó por reinventar su estructura manufacturera, diseñar nuevos sistemas de cooperación público privada y nuevos modelos de competitividad basados en una distribución más equitativa de la riqueza como los impulsados por la economía social y cooperativa. En este mismo periodo histórico, la sociedad vasca fue capaz de detener el proceso de minorización de la lengua vasca y poner fin a la violencia de motivación política.

A pesar de las dificultades y retos a los que nos enfrentamos en el momento actual, estos indicadores demuestran la existencia de un modelo de desarrollo sostenible desde un punto de vista social, económico y medio-ambiental que puede ser proyectado hacia el futuro como marca país. Los cambios vividos en los países occidentales durante la última década demandan más que nunca modelos de desarrollo alternativos y con evidencia empírica que combinen la competitividad económica con el equilibrio social. En este contexto, y a pesar de nuestra dimensión y limitaciones institucionales, el pueblo vasco (su ciudadanía, organizaciones sociales, empresas e instituciones) tiene una oportunidad histórica de proyectarse internacionalmente como un modelo de desarrollo humano e innovación social que es plenamente competitivo en el mercado global.

Desde una perspectiva económica tradicional, podemos explicar fácilmente cómo se ha producido este proceso de innovación, cuáles fueron las decisiones estratégicas (inversión en educación y protección social, especialización inteligente, etc), pero sin el factor social y cultural no podemos responder a la pregunta del porqué se tomaron esas decisiones tan diferentes respecto a las que tomaron otros pueblos en situaciones similares. En cierta medida, conocemos lo cuantificable, los proyectos y las decisiones, pero desconocemos el funcionamiento de los elementos intangibles y lo cualitativo. Estos son los elementos diferenciales en cada realidad cultural.

Cuando hablamos del factor cultural, no hablamos “solamente” de las expresiones culturales, nos referimos al sistema de valores expresados en determinadas narrativas colectivas que utilizamos para definirnos como pueblo y que explican las decisiones que hemos ido tomando a lo largo de la historia. Es la forma en la que una sociedad se autodefine y se comporta ante determinadas situaciones. Si no existiese este factor cultural, todas las sociedades responderían de forma similar ante los mismos retos.fullsizeoutput_580

Es muy importante conocer y medir este factor cultural para comprender de una forma más profunda nuestro proceso de transformación social y económica y, sobre todo, para poder proyectar sus elementos estratégicos de cara al futuro. Los procesos de innovación y especialización inteligente más exitosos a nivel internacional (Finlandia, Baviera, Quebec, Estonia, etc.) son precisamente los que han sido capaces de incorporar su propia dimensión cultural.

El principal reto al que nos enfrentamos es que estas narrativas internas sobre la sociedad vasca están cambiando muy rápidamente. El ejemplo más importante es que por primera vez desde la recuperación del autogobierno, la desigualdad en Euskal Herria está creciendo de forma preocupante y una distribución más equitativa de la riqueza corre el riesgo de dejar de ser uno de los elementos fundacionales del denominado “modelo vasco”.

Todavía estamos a tiempo para reconectar con los elementos tractores que nos permitieron desarrollar la transformación de los años 80, pero esta reinvención de la sociedad vasca no vendrá de la mano de replicar miméticamente lo que hacen otras sociedades. Debemos reconectarnos con el sistema de valores y los comportamientos que han caracterizado al pueblo vasco a lo largo de la historia. El “nuevo modelo vasco” debe construirse sobre iniciativas que conecten con los valores de competitividad en solidaridad que nos han llevado hasta los niveles de desarrollo humano que hoy disfrutamos. Mirar la realidad desde nuestra propia identidad para ver un futuro diferente. Si aplicamos la misma mirada que los demás, no podremos ver nada propio y diferente.

Se trataría ahora de responder de la misma manera cuando las cosas están mejor. En el pasado utilizamos el espíritu de supervivencia como palanca de transformación. Ahora podemos utilizar otra, la lucha contra la desigualdad. Se nos abre una nueva oportunidad para mostrar lo mejor de nosotros mismos. Podemos aprovecharla o seguir la corriente que nos marcan otros hasta perder nuestra identidad como pueblo.

Ha llegado el momento de decidir cómo queremos ser recordados en el futuro. Podemos ser una sociedad que hizo lo más difícil, transformarse profundamente siguiendo un modelo diferente y solidario pero que luego acabó convirtiéndose en un barco a la deriva más, o podemos decidir afrontar una nueva transformación que debería llevarnos a liderar los rankings internacionales en desarrollo humano sostenible.

No es fácil, pero todas aquellas personas que lideraron la gran transformación de los años 80 y 90 saben que es posible. Todo depende de las decisiones que tomemos ahora. Si nos conformamos con hacer lo que hacen los demás, acabaremos siendo como los demás. Si decidimos colectivamente tomar un camino alternativo, encontraremos muchas dificultades, pero seguramente alcanzaremos mucho mejores resultados.

 

Plataformas de Innovación para el desarrollo Internacional

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La Obra Social ”la Caixa” te invita a la Jornada de INNOVACIÓN Y DESARROLLO INTERNACIONAL, enmarcada dentro del programa WORK 4 PROGRESS, que impulsa iniciativas para el fomento del empleo entre comunidades vulnerables de India, Perú y Mozambique.

En esta jornada dialogarán representantes de las plataformas Work 4 Progress de India, Perú y Mozambique con:

Jayne Engle, directora de Programas de Cities for People, McConnell Foundation
Gorka Espiau, profesor invitado en la McGill University y director de Investigación en Agirre Lehendakaria Center (Universidad del País Vasco)
Roger Warnock, co-fundador de Social Nybble Labs y director de Programas para Irlanda en The Young Foundation

Te esperamos el próximo miércoles 27 de junio, a las 18 h, en CaixaForum Barcelona (av. de Francesc Ferrer i Guàrdia, 6-8). Plazas limitadas, se ruega confirmación.

La verdadera competitividad

Los resultados de las investigaciones de Agirre Lehendakaria Center cuestionan los actuales modelos de competitividad que ignoran la dimensión cultural de los procesos de innovación (one size fits all) y ofrecen a la sociedad vasca una gran oportunidad de liderar el debate sobre los nuevos modelos de crecimiento inclusivo a nivel internacional.

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La experiencia vasca de transformación socio-económica vivida durante las últimas décadas, el denominado caso o “modelo vasco”, presenta una serie de indicadores cuantitativos (PIB per capita, tasa de pobreza, inversión en políticas sociales, niveles educativos, esperanza de vida, distribución de la riqueza, etc.) y cualitativos (capital social, resiliencia e innovación, colaboración público/privada…) excepcionales, a pesar de haberse desarrollado en un contexto de la máxima dificultad (colapso industrial, fin de la dictadura, recuperación del autogobierno y violencia).

Según los estudios realizados por ALC, estos indicadores confirman la existencia de un modelo de desarrollo humano imperfecto, pero más equitativo y competitivo que los existentes en nuestro entorno. Para los investigadores de ALC, este modelo debe valorizarse y puede ser proyectado hacia el futuro como ejemplo de Innovación Social de larga escala en un momento en el que la Comisión Europea apuesta por una estrategia hacia el “Crecimiento Inclusivo”.

El factor K (the k is the key)

Los estudios realizados por ALC en colaboración con entidades locales e internacionales apuntan a que las claves fundamentales para entender el modelo social vasco impulsado se encuentran fundamentalmente en los factores culturales (narrativas, creencias y valores compartidos) que han permitido dar una respuesta diferente y exitosa a una situación de extrema dificultad (colapso industrial, desempleo, construcción del autogobierno y violencia). ALC denomina estos elementos como el factor cultural o K en euskara.

En este sentido, la incorporación de la igualdad y la solidaridad a la narrativa compartida sobre la identidad del pueblo vasco explicarían por qué se ha intentado replicar en otros lugares procesos similares, pero siempre han fracasado al no poder incorporar las claves culturales locales. Estas claves culturales son las que pueden diferenciar y poner en valor el sistema de competitividad vasco respecto a los de otras regiones y países de nuestro entorno.

Para ALC y a pesar de los datos negativos que se están observando en los últimos años (precariedad laboral, aumento de la pobreza y desigualdad, limitación del autogobierno, etc), comprender mejor las claves que nos han permitido la transformación socio-económica de la sociedad vasca (cultura e identidad local, igualdad y competitividad) representan una gran oportunidad para el posicionamiento de la sociedad vasca a nivel internacional.

Por todos estas razones, la sociedad vasca tiene “una oportunidad histórica de construir un nuevo relato sobre su historia reciente y convertirse en aliado estratégico de aquellos que deseen construir nuevos modelos de competitividad y solidaridad. Esta oportunidad debería acompañar al resto de instituciones vascas en sus estrategias de internacionalización.”

Euskalgintza, gizarte eredu

Euskararen biziberritzean diharduten gizarte eragileek zer balio eta harreman sare dauzkaten aztertu du Elhuyarrek, Agirre Lehendakaria Centerrekin. Lau eragile izan dituzte aztergai: Argia, Elkar, Ikastolen Elkartea eta Elhuyar bera. «Kapital sozial handia» sumatu dute, baita elkarlana ere.

Garikoitz Goikoetxea – 2018ko martxoak 16

Ezinak izaten dituzte askotan, aurrera jarraitzeko zailtasunak. Nekeak. Baina euskararen biziberritzean ari diren gizarte eragileek badituzte indargune nabarmenak. Ondorio hori atera dute Elhuyar fundazioak eta Agirre Lehendakaria Center ikerketa guneak. Euskararen biziberritze prozesua: balioak eta harreman sareak ikerketa egin dute. Eredutzat jo dituzte eragileak. Besteak beste, zein den pertsonen lekua: «Kapital sozial handiko mugimendua da euskararena, eta berdintasunean sakontzea ahalbidetu du, erabakiguneetan egitura horizontalak bultzatuz». Elkarlanerako joera ere bai: «Sistema atomizatua da, autoaskitasun maila altukoa, baina, aldi berean, kolaborazio estrategiak garatu dituena». Gizartean arrastoa uzten dutenak, funtsean. «Gizartearen eraldaketa prozesurako funtsezko elementua izan dira».

Euskalgintzaren esparruko lau eragile hartu dituzte aztergai, denak ere ibilbide luzekoak: Argia, Elkar, Ikastolen Elkartea eta Elhuyar bera. Izatez, Elhuyarren bertan egin zuten lehen azterketa, 2016an. «Elhuyarren ibilbidean funtsezkoak izan ziren lau egitasmo zehatz identifikatu eta aztertu genituen. Helburua izan zen euskara biziberritzeko prozesuan egon diren balioak eta harreman sareak identifikatzea, aurrera begirako gakoak ateratzeko. Eta, bide batez, eraldaketa narratiba positiboak zabaltzeko», azaldu du lanaren egile Imanol Azkuek. Narratiba positibo horiei buruz aritu da: «Euskara gure identitate ikur nagusietakoa izaki, hizkuntzaren berreskuratze prozesuan izan diren elementu positiboak indartu eta zabaldu behar ditugu».

Elhuyarren ikerketa eginda, euskalgintzako beste eragile batzuekin konparatzea erabaki zuten. 2017an aztertu zituzten Argia, Elkar eta Ikastolen Elkartea. Azterketaren emaitza atzo aurkeztu zuten, Martin Ugalde kultur parkean, Andoainen (Gipuzkoa). Ikerketan parte hartu duten eragileetako arduradunak ez ezik, bertan izan ziren beste hainbat esparrutako ordezkariak ere; besteak beste, Gipuzkoako Foru Aldunditik, Garbiñe Mendizabal Hizkuntza Berdintasuneko zuzendaria eta Maribel Bakero Bizikidetza eta Giza Eskubideetako zuzendaria, eta Etxepare institututik, Irene Larraza zuzendaria.

Ondorio arrotzik ez

Ikerketa egiteko, lehenik, eragile bakoitzaren ibilbideko mugarriak identifikatu dituzte —esaterako, Elhuyarren beraren kasuan, lau: aldizkaria (1974), euskara planak (1991), hiztegi elebiduna (1996) eta Hizking21 (2002)—. Bigarrenik, elkarrizketak egin dituzte: 57 lagun, ardura eta zeregin desberdinetan aritutakoak, oraindik lanean ari direnak eta jada ez daudenak. Genero aldetik izan dute desoreka: 37 gizonen eta 20 emakumeren iritziak eskuratu dituzte. Gisa horretan osatu dute eragile horien diagnostikoa. «Erakundeon balio nagusiak identifikatu ditugu, harreman sareen garrantzia eta ezaugarriak azpimarratu, eta berrikuntza irekiaren aldetik zer ezaugarri dituzten aztertu dugu».

Sei balio nagusi sumatu dituzte: burujabetasuna eta autonomia, konpromisoa, elkarlana, demokrazia, erresilientzia, eta berdintasuna. Horrekin batera, nabaritu dute harreman sare «egonkorrak eta trinkoak» dituztela euskalgintzako eragile horiek, eta «ohituta» daudela horrela jardutera.

Ez dira ondorio arrotzak euskalgintzaren esparruan. «Euskararen berreskuratze prozesuan normaltzat hartzen da balio horiek euskalgintzako erakundeen artean partekatuak izatea», aitortu du Jon Abrilek, ikerketaren egileetako batek. «Baina kanpotik ikusita, azpimarratu egiten da ez dela hain ohikoa balio sistema hain indartsu bat erakunde hain desberdinek partekatzea». Baina ez da euskalgintzan soilik gertatu.

Hain justu ere, Agirre Lehendakaria Center ari da beste esparru batzuetako jardun ereduak aztertzen; adibidez, Mondragon taldearen bueltako kooperatibagintza eta Gipuzkoako eredua ari da aztertzen. «Bestelako azterketa batzuek erakutsi duten moduan, lurraldearekin oso lotuak daude balio horiek. Mondragonen kasuan, adibidez, elkarlana eta demokrazia modu bertsuan ulertzen da», azaldu du Gorka Espiau Agirre Lehendakaria Centerreko kideak.

Kontakizun komuna

Lau erakundeen artean antzekotasunak sumatu dituzte iragana azaltzeko moduan, Abrilek azaldu duenez: «Konexio izugarria agertzen dute erakundeok, eta iraganari buruz narratiba komun indartsua dute». Ikertzaileen esanetan, horretan badu zerikusia garai bertsuan sortu izanak. «Frankismo amaierako testuinguru politiko eta sozialean euskara berreskuratzeko erakundeak sortu izanak lagundu du antzekotasun horiek izan daitezen». Ohar bat egin dute, hala ere: «Zehazteko dago etorkizunean nolakoa izango den narratiba hori».

Elkarlana aipatu dute euskalgintzako eragileen balioen artean, baina nabarmena da elkarren lehiakide ere badirela eragile horietako asko. Ikertzaileen arabera, biak uztartu dituzte: «Erakundeen arteko kooperazioak eta konpetentziak lagundu dute aurrera egiten: elkarlanaren bidez, zailtasunak gainditzen; konpetentziak lehiatzea, etengabe berritzea, berrasmatzea eskatu du». Giltzarritzat jo dute bi alde horiek uztartzea: «Konpetentziarik gabeko kooperazioak ez zuen lortuko erakundeon lanak hain inpaktu handia edukitzea; konpetentzia basati batek, berriz, ez zuen aukerarik emango eraldaketa sozialerako guneak eraikitzeko».

Horregatik, zalantzan jarri dute eragileen integrazioa biderik egokiena ote den aurrera jarraitzeko. «Administrazio publikoetatik, baliabideak arrazionalizatzeko aitzakiarekin, erakundeen arteko integrazio handiago bat eskatzen da, baina ezin da ondorioztatu ekosistema bateratzeak edo sinplifikatzeak emaitza hobeak ekarriko lituzkeenik. Ezin da ondorioztatu ekosistema konplexuetan inpaktu gutxiago lortzen denik». Horren adibide jo dute euskalgintza: «Ekosistema konplexua eduki izanak lagundu du inpaktu handiagoa lortzen, kooperazioan eta konpetentzian oinarritu delako ekosistema hori».

Balioak eta harreman sareak aztertuta, ez dute kontakizun hutsean geratu nahi. «Iraganari begiratuta, etorkizuna eraikitzeko eta erronka berriei aurre egiteko ikasgai ugari atera daitezke». Areago, uste dute euskalgintzako eragileen balioak eta harreman sareak mahai gainean jarrita sor daitezkeela lankidetzarako bide gehiago.

Aurrera begira baliagarri izango da euskalgintzan egindako azterketa, Espiauren hitzetan. Agirre Lehendakaria Centerren, «euskal transformazioa» ari dira aztertzen. «Ez zelan, baizik eta zergatik hartu ziren hainbat erabaki berezi Euskal Herriari buelta bat emateko». Nazioartera begiratuta, berezia da Euskal Herrian egindako bidea, Espiauren arabera. Hori aztertu nahi dute, etorkizuneko erabakietan argi egin dezan. «Informazio baliotsua lortu da euskararen arloko eragileetatik, jakiteko etorkizuneko erabaki estrategikoetan zer elementu ukiezin hartu behar diren kontuan».

 

Un travail de « Montréalistes »

Par Jean-Benoît Nadeau (B.A. 1992)

Ils travaillent à la fois sur, pour et avec Montréal. C’est l’idée à la base du Centre de recherches interdiscipli-naires en études montréalaises (CRIEM), qui regroupe une cinquantaine de chercheurs de huit établissements québécois, dont le tiers provient de l’Université McGill. « Ensemble, nous essayons de comprendre ce qui fait Montréal », dit Pascal Brissette, qui dirige le CRIEM et le Département de langue et littérature françaises.

Le CRIEM s’inscrit dans une tendance très forte au sein des universités nord-américaines, désireuses de se rapprocher de leur communauté : qu’il suffise de penser au Ryerson City Building Institute de l’Université Ryerson, au CityStudio Vancouver de l’Université Simon Fraser ou à Civic Innovation YYC de l’Université de Cal-gary. « C’est une belle occasion pour McGill de s’affirmer tant comme une université au Québec et comme une université québécoise », affirme Stéphan Gervais, coordonnateur scientifique du CRIEM et coordonnateur du Programme d’études sur le Québec.

Autre particularité du CRIEM : son financement, de source privée. En 2015, la Fondation McConnell y a engagé un million de dollars sur dix ans, et en novembre 2017, la Banque de Montréal annonçait un financement de 2,25 millions de dollars sur dix ans pour l’octroi de bourses et le versement de certains salaires. « Ça n’a pas été facile à obtenir, mais c’était nécessaire », explique Annick Germain, professeure titulaire à l’Institut national de la recherche scientifique (INRS) et membre du comité de direction du CRIEM. « En raison des normes du Fonds de recherche du Québec (FRQ), les chercheurs ne peuvent appartenir qu’à un seul centre de re-cherche, ce qui est évidemment un problème lorsque le centre est interdisciplinaire. » Le soutien de bailleurs de fonds du secteur privé facilite le financement multisource pour les membres.

« MONTRÉALISTE » DANS L’ÂME

Annick Germain, qui a prononcé la conférence inaugurale du CRIEM en 2013, se décrit comme une « montréaliste » convaincue. L’expression résume parfaitement l’objet du CRIEM, où Montréal est à la fois un sujet d’étude et une cause.

C’est ainsi que le CRIEM est devenu un partenaire stratégique de Je fais Mtl, un mouvement citoyen à l’origine de 181 projets conçus pour redonner de l’élan à Montréal. À la demande du Service de la diversité sociale de la Ville de Montréal, le CRIEM a également constitué une équipe de chercheurs pour veiller à la mise en place et au développement de la politique de l’enfance de la Ville.

Cette volonté de s’allier à des partenaires externes est très présente au CRIEM. Elle est au cœur même de Vivre ensemble à Montréal : entre conflits et convivialités, ouvrage collectif publié chez Atelier 10. « Nous tenions à ce qu’un certain nombre d’articles soient signés par des gens de la communauté, comme la Maison d’Haïti et les cégépiens du Collège de Maisonneuve », précise Annick Germain, qui a codirigé la publication avec Valérie Amiraux (Université de Montréal) et Julie-Anne Boudreau (INRS).

« On doit veiller à élargir les voix de la recherche et ne pas inclure seulement celles provenant du milieu universitaire », lance Stéphan Gervais (B. Ed. 1994, M. Ed. 1997). Pour être membre du CRIEM, les chercheurs doivent obligatoirement adhérer au principe du partage des expertises et de la co-construction du savoir avec le milieu.

Dans cet esprit de maillage université-communauté, une partie du don de la Banque de Montréal servira à l’embauche d’un « conseiller en transfert de connaissances ». Sa mission : mettre en réseau les chercheurs, les associations et la ville. « Il faut être à l’affût des initiatives », déclare Stéphan Gervais, évoquant une belle occasion ratée avec Lande, association consacrée à la réappropriation des terrains vacants. « À un moment donné, ils avaient besoin d’étudiants et de chercheurs pour faire la recension des terrains. Mais nous l’avons su trop tard. Quelqu’un doit se consacrer au travail de veille à temps plein. »

À L’IMAGE DE MONTRÉAL

Le modus operandi du CRIEM découle de sa genèse. « On se demandait comment contribuer au développe-ment de la société québécoise », se rappelle Pascal Brissette. « En étudiant ce qui se faisait ailleurs, on a trouvé pas mal de chercheurs qui s’intéressaient au Québec par le truchement de Montréal, mais on a aussi constaté l’absence de centre de recherche multidisciplinaire consacré à Montréal. »

Pascal Brissette et Stéphan Gervais ont donc entrepris de rassembler ces chercheurs. Habituellement, les centres d’études sur la ville réunissent surtout des architectes, des urbanistes, des géographes, des sociologues et des politologues. Le tandem a ajouté à cette brigade des juristes, des littéraires, des philosophes, des historiens, des économistes et même des professeurs de médecine. « C’est ce qui nous distingue des autres centres de recherche sur des villes comme ceux de Boston, de Londres ou de Washington. »

Comme ses fondateurs n’ont pas suivi de recette empruntée, le CRIEM ressemble à Montréal. « C’est une chose dont on s’est aperçu après l’avoir créé. En fait, tous les grands centres d’études sur la ville ressemblent à leur ville. »

Il cite le cas de LSE Cities, créé par la London School of Economics et résolument axé sur l’économie. Quant à la BARI (Boston Area Research Initiative), consortium formé du MIT, de l’Université Harvard et de la ville de Boston, elle travaille dans les données quantifiables. À Washington, le Centre Wilson, sous l’autorité du Congrès de par sa charte, est foncièrement politique. « Le CRIEM relève de la Faculté des arts, et ça tombe bien : quand on pense à Montréal, on pense culture, langue, diversité. »

SI MONTRÉAL M’ÉTAIT CONTÉE…

Un thème important des travaux du CRIEM, c’est la recherche du « récit collectif » montréalais. « Il y a les récits individuels, les récits collectifs et les récits transformationnels, ceux qui produisent de l’action et du changement », explique Gorka Espiau, professeur praticien de la Fondation de la famille J.W. McConnell, qui travaille au CRIEM depuis septembre 2016 pour un mandat de deux ans. Basque d’origine, cet ancien directeur des rela-tions internationales et du programme Places de la Fondation Young (à Londres) est un spécialiste des innovations sociales et de la transformation urbaine.

« Quand un mauvais quartier devient cool, c’est parce que le récit a changé. La volonté et la perception ne sont plus les mêmes, tant chez les nouveaux que chez les anciens résidents. C’est pareil au sein d’une ville », dit Gorka Espiau, pour qui le récit n’est pas une conséquence du changement, mais bien sa cause profonde.

« Autrement dit, la transformation est possible quand elle est autorisée socialement. Qu’est-ce qui crée le dé-clic? Comment le renforcer? C’est ça qu’on cherche », explique Pascal Brissette, dont la thèse portait sur les mythes littéraires et les récits collectifs. Pascal Brissette a beaucoup travaillé avec Marc Angenot, professeur émérite titulaire de la Chaire James McGill sur le discours social et père de la théorie du discours social.

« Un récit collectif se nourrit de faits, mais ça ne suffit pas. La preuve, c’est Donald Trump. Ce qui importe, c’est ce que l’on dit des faits », affirme Pascal Brissette, constatant que Montréal et le Québec divergent sur le plan du récit. « En dehors de Montréal, la société tient un discours de perte d’acquis, alors que Montréal, elle, est en reconstruction. Montréal s’est classée première ville étudiante du monde. Sur le continent, c’est la deu-xième ville universitaire après Boston, mais Montréal ne le sait pas encore elle-même. »

Le CRIEM est actuellement le maître d’œuvre d’un ambitieux projet de recherche du récit sur le terrain. « Le but est d’en arriver à un Observatoire des récits de Montréal », dit Gorka Espiau, qui y consacre tout son temps. Une première expérience, appelée Amplifier Gamelin, visait à comprendre le récit collectif entourant le parc Émilie-Gamelin. La deuxième, Amplifier Côte-des-Neiges, vise le même objectif, mais à l’échelle d’un quartier.

La mairesse de Montréal, Valérie Plante (à gauche), participe à une conférence de presse
convoquée en vue de l’annonce de l’octroi de 3,25 millions de dollars au CRIEM.
Étaient également présents à l’événement (de gauche à droite) L. Jacques Ménard,
président de BMO Groupe financier, Québec, Suzanne Fortier, principale de l’Université McGill, et Stephen Huddart, président-directeur général de la Fondation McConnell. (Photo : Paul Fortier)

Ce projet requiert la contribution de l’Université Concordia, de la Fondation McConnell et de Centraide, entre autres partenaires. Le travail, qui occupe neuf employés, dont une demi-douzaine d’ethnographes, consiste en une collecte qualitative de témoignages, d’une part, et en une analyse de mégadonnées puisées dans les ré-seaux sociaux, d’autre part. « Quand on étudie le récit, ce qu’on étudie en réalité, c’est le processus culturel de la transformation », indique Gorka Espiau, qui veut que ce modèle fournisse des informations réelles aux décideurs. « Notre plateforme d’écoute ne servira pas seulement à comprendre, mais à diriger l’action. »

TRANSFORMER MONTRÉAL

Car le véritable objectif du CRIEM, c’est de participer à la transformation de Montréal. Ce qui est en soi un exercice périlleux sur le plan épistémologique. Après tout, pour des chercheurs montréalais et « montréalistes », si convaincus soient-ils, les arbres peuvent cacher la forêt. « D’où l’intérêt d’avoir un Gorka Espiau parmi nous, qui apporte un regard extérieur sur les transformations sociales en cours ici », dit Pascal Brissette.

« Un processus de transformation, ça résulte de mécanismes normatifs, qui découlent de décisions. Habituellement, les études s’arrêtent là. Tout le monde convient que la dimension culturelle de la décision est cruciale, mais personne ne l’étudie », déplore Gorka Espiau. « Parce que les décisions, elles, découlent de l’attitude et du comportement, lequel découle des croyances, qui se fondent sur un système de valeurs. C’est là qu’agit le récit collectif. »

Gorka Espiau dit faire des pas de géant depuis son arrivée au CRIEM, en septembre 2016. « À la Fondation Young, ils sont dans l’économie et le changement social. Ils savent que le récit est important, mais ils saisissent mal son importance. Au CRIEM, ils ont compris ça dès le premier jour. »

Selon Pascal Brissette, une étude en profondeur du récit montréalais est nécessaire pour favoriser la transfor-mation de Montréal. Le récit, c’est ce qui, par-delà les différences, lie les hommes et les femmes qui habitent le territoire ; il recèle aussi bien les conditions du vivre ensemble que de la transformation urbaine. »

Depuis qu’Amazon a annoncé son intention d’ouvrir un second siège social dans une ville du continent, Gorka Espiau observe le brouhaha avec intérêt, alors qu’on ignore si Montréal sera dans la course. « Si Montréal cherche à concurrencer sur la base du prix, ça n’ira nulle part, dit-il. Ça demande plutôt une discussion de haut niveau sur les qualités de l’écosystème montréalais et la place qu’Amazon pourra y occuper. Ça suppose une compréhension fondamentale de ce qu’est Montréal. »

Mais qu’est-ce qui fait Montréal? Sans hésiter, les chercheurs évoquent le secteur culturel, le mouvement coopératif, l’économie sociale et la langue, mais personne ne comprend nettement comment tout cela s’articule avec la mentalité, dont l’un des traits caractéristiques est la diversité. « Les Torontois se sont monté un récit et des slogans sur la diversité, mais pas les Montréalais, même si Montréal est beaucoup plus plurielle dans les faits, avance Annick Germain. Montréal, c’est une diversité assumée, mais peu revendiquée ou affirmée. »

Gorka Espiau en convient : « Les Montréalais imaginent que leur manière de vivre avec la diversité est une chose normale, alors que ça ne l’est pas du tout. C’est tout à fait exceptionnel. C’est un puissant outil de transformation. »

 

Montreal under the microscope


The 50 researchers affiliated with the McGill-led Centre for Interdisciplinary Research on Montreal (CIRM) have a single goal in common. They want to know what makes their city tick. “Together, we are trying to understand what makes Montreal,” says Pascal Brissette, a professor of French language and literature at McGill and the director of CIRM.

The CIRM team is busy exploring the things that make Montreal unique. Other cities might have had successes in certain areas that we’re interested in duplicating, but it isn’t a simple or straightforward process, says Bris-sette. “Borrowed formulas only work if we adapt them to who we are. In order to do that, we need to first understand who we are.”

CIRM is part of a growing trend among North American universities to use their research expertise to foster stronger links with their host cities. Other examples include Simon Fraser University’s CityStudio Vancouver and Ryerson University’s City Building Institute.

“It’s a nice occasion for McGill to fully express its identity not just as a university in Quebec, but as one that’s a part of Quebec,” says CIRM’s scientific coordinator Stéphan Gervais, BEd’94, MEd’97.

CIRM’s efforts recently received a substantial boost. At a November event attended by new Montreal mayor Valérie Plante, CIRM announced it had received $3.25 million in funding support — $2.25 million from the BMO Financial Group and $1 million from the McConnell Foundation.

One of CIRM’s chief aims is to strike up partnerships outside university walls. CIRM members are working with the City of Montreal, for instance, to develop a child policy for the city. Part of the money that CIRM received from BMO will go towards hiring a knowledge transfer and partnership advisor who will help to build links be-tween CIRM and other organizations in the city with an eye towards using CIRM expertise to bolster Montreal’s social, cultural and economic development.

Thanks to support from the McConnell Foundation, Gorka Espiau is CIRM’s J.W. McConnell Foundation Visiting Professor of Practice. The former director of international affairs for the Young Foundation in Britain, Espiau is an expert on social innovation and urban transformation. “He brings an outsider’s perspective to the social transformations going on here,” says Brissette.

Espiau is leading an effort at CIRM that looks at “collective narratives.” “When a bad neighbourhood becomes a cool one, it’s because the narrative has changed. The will and percep-tion of the residents have changed. The same is true of cities,” says Espiau. “So what’s the spark that gets [that] process going?” adds Brissette. “And how do you reinforce it once it’s started? That’s what we are look-ing for.”

An ongoing project, one that has attracted support from Concordia University, the McConnell Foundation and Centraide, is examining the collective narrative for the Côte-des-Neiges neighbourhood. Personal testimonies collected from residents are being combined with an analysis of mega data gleaned from social media.

According to CIRM members, Montrealers don’t always fully appreciate their own narrative or the things that make their city special. “Montreal [was named] the best city in the world for students and is the sec-ond-biggest university city in North America after Boston, but Montrealers don’t know it yet!” says Brissette.

“Toronto has put together a narrative and slogans about diversity. Not Montreal — even if Montreal is actually more diverse,” says Annick Germain, a member of CIRM’s executive committee and a professor at the Montreal-based Institut national de la recherche scientifique. She believes Montrealers largely take this characteris-tic of their city for granted. Espiau agrees. “Montrealers imagine their diversity is normal when it’s not. It’s really exceptional. And it’s a powerful tool for transformation.”

by Jean-Benoît Nadeau, BA’92 (translated by Julie Barlow, BA’91)

Plataformas de Innovación Social

Irene Ezquerra, del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano (Universidad Polítecnica de Madrid) ha elaborado este fantastico post sobre mi intervención en los Seminarios Internacionales del Master en Estrategias y Tecnologías para el Desarrollo :

 

“EL CONTEXTO DEL CAMBIO

Los retos sociales actuales, como el envejecimiento, el desempleo, la pobreza o la desigualdad, son tan complejos y de tal magnitud que no podemos abordarlos con las herramientas que tenemos. En el sector público, cada vez se toma más conciencia de que los recursos con los que se cuenta no son ni serán suficientes.

Por ejemplo, en el ámbito de la transformación urbana debemos buscar modelos que vayan más allá del concepto de smart city o ciudad inteligente, ya que se tiene evidencia de que la introducción de tecnología en un espacio urbano sin procesos de transformación social genera mayor desigualdad. Esto supone un cambio de paradigma.

¿Cómo responder a los retos sociales de forma innovadora? Gorka propone conectar los aprendizajes del mundo de la innovación con el mundo de la transformación social.

LOS TIPOS DE INNOVACIÓN

En los últimos tiempos se ha incorporado la perspectiva sistémica para abordar los sistemas complejos en el terreno de la innovación social, donde existe una importante confusión terminológica. Gorka distingue tres tipos de innovación:

  • innovación incremental: la que intenta mejorar de forma gradual las cosas que ya existen
  • innovación estructural: la que intenta transformar estructuras y sistemas
  • innovación disruptiva: la que intenta generar marcos de referencia y mercados totalmente diferentes

En el caso de la innovación incremental (donde opera la mayor parte de la cooperación actual), si las intervenciones no son capaces de responder a los retos complejos de forma interrelacionada, por mucho que transformemos elementos específicos del sistema no podremos dar solución a los problemas estructurales.

2 min

EL SECTOR PÚBLICO TAMBIÉN INNOVA

Todavía hoy persiste la narrativa que afirma que la verdadera innovación se produce en el sector privado y limita el papel del sector público a la generación de condiciones para que las empresas puedan desarrollar esa innovación.

Existe un complejo de inferioridad en el ámbito público y en el de las ONG, que van incorporando ideas de innovación tomando como referencia las iniciativas privadas. Sin embargo, no todos los ejemplos del sector privado sirven como modelo. En este sentido, Gorka nos invita a conocer el trabajo de Mariana Mazzucato, centrado en demostrar que el sector público es al menos igual de innovador y emprendedor que el sector privado, y además está dispuesto a asumir muchos más riesgos.

2 min

SOFTWARE Y HARDWARE DE LA INNOVACIÓN

El hardware son los proyectos, los prototipos, los artefactos que se construyen.

El software es la dimensión cultural que hace que una misma iniciativa funcione en un lugar y no en otro. La cultura y la identidad son determinantes para el impacto de los proyectos. Sin embargo, son factores difíciles de operativizar.

2 min

UN NUEVO MODELO CONCEPTUAL

¿Está funcionando lo que hacemos?

A día de hoy, se está viendo que, aunque mejoran los procesos, la evidencia del impacto generado por los mismos es muy limitada. Inspirada del ámbito de la tecnología, la espiral de la innovación responde a un modelo conceptual transaccional y excesivamente instrumental.

Los procesos de cambio social son relacionales. En ellos, la dimensión cultural es la que determina el avance y, por tanto, es igual o más importante que la dimensión operacional.

El modelo de olas, cada vez más utilizado, responde mejor a esta realidad. Con este, los procesos de transformación social se entienden como movimientos de olas (cada una de ellas es un proyecto de características muy diferentes) que avanzan en la misma dirección, aunque nadie tiene control sobre ellas. En este modelo, las etapas del proceso que aparecían ya en la espiral de la innovación se repiten de forma iterativa: cuantas más iteraciones, es decir, cuanto más escuchamos, mayor impacto generamos.

10 min

CONECTAR EL SOFTWARE Y EL HARDWARE

La innovación social no siempre responde a procesos racionales, por lo que el reto actual consiste en conectar las decisiones estratégicas, los cambios normativos y las acciones con lo soft: las creencias, las narrativas y valores que la comunidad identifica como propios.

3 min

EL PERMISO SOCIAL PARA INNOVAR

El mito del emprendedor individual (el modelo de Silicon Valley) se ha trasladado al ámbito comunitario. Con el actual sistema acaban obteniendo financiación los proyectos que ya estaban empoderados y, en la mayoría de los casos, esas iniciativas acaban migrando principalmente a zonas urbanas para desarrollar su actividad. Esto conduce a una pérdida de talento en la comunidad.

Los procesos de cambio sistémico en el ámbito comunitario se producen cuando se genera un permiso social para innovar, es decir cuando todos los miembros de la comunidad se sienten invitados a poder actuar de forma innovadora.

¿Cómo hacer entender en la comunidad que todos podemos innovar?

3 min

EL PROCESO DE ESCUCHA

El proceso de escucha debe situarse en el mismo plano que los procesos de acción y consiste en conocer las meta-narrativas que imperan en una comunidad determinada. Para ello, se dedican a recoger historias, construcciones colectivas de lo que es posible y lo que no lo es.

¿Cómo llevar a cabo un proceso de cambio estructural en una comunidad en la que la narrativa del éxito es, por ejemplo, migrar a otros lugares?

Tras la etapa de escucha puede iniciarse un proceso de co-creación en el que grupos de trabajo responden directamente a las inquietudes expresadas por la comunidad. En muchos casos, no es necesario inventar nada nuevo. El primer paso –la primera ola– es conectar cosas que ya existen con las demandas sociales.

Al mismo tiempo que identificamos la idea concreta que se va a testar, es necesario conectar esa idea con la narrativa que está operando en el ámbito comunitario. Con un esfuerzo de comunicación y de creación de movimiento en las fases de co-creación, prototipado y evaluación podremos lograr cambios en esa narrativa.

8 min

LAS PLATAFORMAS DE ESCUCHA

Las plataformas conectan iniciativas independientes (proyectos de escucha o intervenciones en el ámbito comunitario) con el objetivo de pasar de narrativas individuales a narrativas colectivas y, posteriormente, a narrativas transformadoras.

Aquellas con vocación de cambio sistémico están incorporando procesos de escucha y utilizan una serie de preguntas que facilitan la detección de las narrativas que operan en una determinada comunidad: qué percepciones tienen las personas sobre su comunidad, qué aspiraciones tienen, qué oportunidades observan, qué necesidades detectan, cuáles son las relaciones de poder…

De forma periódica, cada dos o tres meses, las iniciativas se reúnen para llevar a cabo un proceso de interpretación colectiva de la información.

Las narrativas transformadoras son aquellas que van acompañadas de acción. Pero, ¿cómo llevamos las plataformas de escucha a la acción? ¿Cómo unimos la escucha a los procesos de co-creación, aceleración y amplificación? Debemos romper la dinámica lineal e incorporar el proceso de escucha a todas las fases del proceso.

7 min

LAS CINCO ESCALAS DE LA INNOVACIÓN SOCIAL

En la innovación social cabe distinguir cinco categorías que precisan de procesos de incubación y de apoyo muy diferentes:

  • acciones comunitarias sin modelo de negocio
  • micro-emprendimientos
  • emprendimientos de pequeña y mediana escala
  • emprendimientos de gran escala
  • cambios legislativos

Sin embargo, a día de hoy en las fases de amplificación las categorías se están tratando por igual y existen muy pocos ejemplos de gran escala. Es importante señalar que no hay evidencia científica de que la mayoría de prototipos diseñados para una escala pequeña puedan alcanzar una escala mayor. Es necesario invertir más recursos y esfuerzos en diseños de larga escala.

La perspectiva de movimiento de transformación se basa en la combinación e interconexión de las cinco categorías para lograr cambios sistémicos.

4 min

ATRAER INVERSIÓN

Actualmente, la inversión se concentra en los proyectos y no se destina financiación a los procesos de escucha y co-creación. Sin embargo, este sistema supone mayores riesgos para el financiador ya que desconoce si la iniciativa responde a necesidades reales de la comunidad.

Las plataformas estudian en este momento cómo generar fondos de inversión para combinar financiación pública y privada. Las decisiones sobre la distribución de la financiación se toman de forma consensuada dentro de la plataforma.

COMPETIR Y COLABORAR AL MISMO TIEMPO

Plantear que debemos dejar de competir es absurdo. ¿Cómo aprender a competir y colaborar al mismo tiempo? En opinión de Gorka, las organizaciones que no aprendan no podrán sobrevivir en el contexto actual. La clave es ir un paso por delante en la innovación y compartir el conocimiento en abierto.

5 min

NUEVOS INDICADORES PARA LA EVALUACIÓN

La evaluación debe permitir preguntarse: ¿en este momento tiene sentido hacer lo que se dijo que se iba a hacer? Para ello, necesitamos nuevos indicadores que puedan medir los cambios de narrativa y percepción dentro de la comunidad, las nuevas oportunidades de relación que han surgido durante el proceso, etc…

5 min

GESTIÓN DE LOS TIEMPOS

En el diseño del proceso deben combinarse objetivos a corto, medio y largo plazo. Por ejemplo, iteraciones de 12 meses con resultados cada tres meses. Es fundamental comunicar los resultados dentro de la comunidad con suficiente frecuencia  para reforzar el proceso.”

4 min